domingo, 10 de agosto de 2014

Preámbulo

Este pequeño blog consta tan solo de diez entradas: este preámbulo y una entrada por cada una de las nueve etapas de este pequeño viaje en bicicleta. Lo llamo viaje porque no encuentro en español un término mejor. Podría llamarlo excursión ciclista de varios días o excursión cicloturista. Desde luego no hemos hecho una vía verde al uso, como pensaba al principio. No sé francés, pero sospecho que en Francia dirían que hemos hecho una randonnée ciclista, y que por tanto nos hemos convertido los cuatro de pleno derecho en randonneurs.

Títulos aparte, dejo por escrito la experiencia con el mismo objetivo que en ocasiones anteriores: construir más adelante un bonito álbum de fotos medianamente documentado y, de paso, contar nuestra experiencia a todo aquel que quiera hacer el viaje y crea que puede aprovechar algo de lo que aquí se cuenta.

Sin entrar en mucho detalle, el viaje se inicia en Burdeos, desde donde parte y seguimos la vía verde Roger Lapebie hasta Sauveterre de Guyenne (que es una vía verde en sentido estricto), desde donde seguimos hasta La Réole (a través de una docena de kilómetros de carretera pura y dura). Allí se enlaza con el Canal Lateral del río Garona, que en cuatro días nos conduce hasta Toulouse (a través de una especie de autopista para bicicletas). Finalmente, en Toulouse tomamos el Canal de Midi, que en otros cuatro días nos lleva hasta su desembocadura, más allá de Agde (en este caso, a través de caminos paralelos al Canal, que podemos calificar de cualquier cosa, menos de vía verde o autopista para bicicletas).

En resumen, el viaje consiste en cruzar Francia desde la costa atlántica hasta la costa mediterránea. De ahí que, así me ha parecido leerlo en algún sitio, se pretenda que este recorrido, o algo muy parecido, se convierta en la futura Vía Verde de los Dos Mares. Aunque imagino que, vista la situación, va para largo el proyecto de vía verde.

Hace años, sin niños, hubiéramos hecho el viaje con la sola ayuda de las bicicletas y el transporte público, pero esta vez hemos llevado el coche. Las ventajas son, fundamentalmente, la comodidad de los viajes de ida hasta Burdeos y de vuelta hasta casa y que puedes llevar en el coche todo lo que se te antoje y que en la bicicleta llevas lo mínimo indispensable para el día. La gran desventaja es tener que volverse cada día a recuperar el coche, algo relativamente cómodo porque el recorrido va paralelo a las líneas de tren Burdeos-Toulouse y Toulouse-Narbona. El coche nos resultaba imprescindible, en cualquier caso, para poder continuar el viaje con una semana de descanso en el Parque Natural Regional des Grandes Causses, como efectivamente hicimos. Y de ahí lo de las "doce ruedas" del título del blog (cuatro del coche más dos de cada bicicleta).

No hicimos las etapas de una tirada, sino que nos tomamos días libres para visitar las principales ciudades: Burdeos, Toulouse, Carcassonne y Narbonne. Y si teníamos alguna duda a priori, después de visitarlas nos queda claro que vale la pena tomarse un día de descanso visitando cualquiera de ellas.

Del material empleado hay poco que contar de interés. El principal consejo que doy es que se lleve bicicleta de montaña. Llevábamos dos bicicletas de montaña (VTT en francés) y nuestras dos viejas bicicletas de cicloturismo (VTC en francés, bicicleta todo camino), pero sufrieron lo suyo recorriendo el Canal de Midi, como contaré más adelante.

Respecto a la información previa, aparte de los clásicos blogs que escribimos unos y otros y algunas webs medianamente útiles, compramos dos mapas (Burdeos - Toulouse y Toulouse - Sète) que venden en esta web por 8 euros: http://www.canal-et-voie-verte.com/. Y para la parte del Canal de Midi, la guía 'Cycling The Canal du Midi', de un tal Declan Lyons, que compramos en Amazon. Bastante buena (en inglés).

Termino con unas conclusiones personales:
  • Sin duda, el respeto por la bicicleta (entiéndase el ciclista) es mucho mayor que en España. No sé si llega al de Holanda, pero es fácil observarlo cuando sales a la carretera, como he tenido que hacerlo.
  • Los precios, en general, son muy similares a los nuestros. Los salarios supongo que no.
  • Siempre que hemos pedido ayuda nos han tratado con corrección, en algunos casos con enorme amabilidad. Eso de que nosotros somos guays y lo peor de los franceses es que son franceses es una tontuna.
  • El vino francés es espectacular. Todos los que he probado lo eran, hasta los de mesa. Y no digamos los quesos...
Vamos allá...

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