miércoles, 20 de agosto de 2014

Carcassonne - Capestang

Etapa reina la de hoy. En Carcasona resulta fácil una vez más aparcar cerca de la estación. Enfrente de la misma comenzamos la etapa de hoy. Desde los primeros metros llevamos una pista sin baches ni raíces, que es a todo lo que aspiramos ya. Bien pronto llegamos al puente canal de Fresquel.

Mapa de la etapa
Hay mucho que ver en la etapa de hoy. Para evitar sacar la guía constantemente, el día anterior me preparé un mapa personalizado que puedo consultar sin siquiera parar la bici y que contiene todos los puntos de interés. El único inconveniente es que no merece la total confianza de la grupeta: gentes de poca fe. Aunque no venía en el mapa, en Trèbes encontramos la boulangerie perfecta: "Maison Cabrera". Abastecimiento de calidad, como la clientela.

Antes de Marseillette nos encontramos con un tramo en obras, pero no se nos ofrece alternativa. Los mismos franceses andan deambulando buscando por dónde seguir. Uno de los trabajadores me da a entender que tenemos que salirnos a la carretera para llegar, tras unos 5 kilómetros a Marseillette, donde por fin retomamos el Canal de Midi. Allí al menos hay un cartelucho que indican el sentido de la desviación (no es gran cosa, pero es algo).

Empezamos a ver las primeras hileras de plátanos muertos. Durante la Segunda Guerra Mundial importamos desde Estados Unidos, en una caja de madera de armamento probablemente, un maldito bicho que ataca desde entonces a los plátanos y los destruye poco a poco desde dentro. No se puede hacer mucho más que cortar el árbol y enterrar sus restos bajo tierra. Contado por alguien que conoce la cuestión de primera mano. Así nos encontramos múltiples espacios descubiertos donde sin duda antes había plátanos.

Ouvrages de l'Argentdouble
A lo largo de esta etapa se atraviesan todo tipo de edificios y estructuras: molinos, puentes canal, acueductos, etcétera. Uno de los más curiosos es el aliviadero (epanchoir en francés, y spillover en inglés) de once ojos. Cuando el agua en el canal alcanza cierto nivel, vierte el exceso al riachuelo que pasa por debajo.

Un hecho curioso más: si bien las esclusas se distribuyen con cierta regularidad, la de Argens es la última que encontraremos hasta Béziers, manteniendo el canal hasta allí una altura de 32 metros sobre el nivel del mar. Cosas de la orografía. Aunque ya hemos visto girasoles y vuelve a haber muchos viñedos, por primera vez encontramos olivos. También encontramos tramos con pinos, ya no todo son plátanos.

El mal estado de muchos tramos es preocupante. Así nos lo comentaron también. En el alojamiento de Capestang nos indicaron que en lo iba de año habían tenido dos huéspedes ciclistas accidentados. De hecho, hay algún pequeño tramo sin camino de ningún tipo, donde sólo queda la opción de la carretera. Eso sí, son muchos los carteles informando de la inversión realizada en el canal, pero destinada fundamentalmente a mantener la navegabilidad del mismo. Ya nos lo dijo el hostelero: todo va para el negocio de los barcos.

Toca volver a Carcassonne. Como en Capestang no hay estación de tren, decido volver en bicicleta. Lo peor no es la distancia, sino el viento en contra, pero sarna con gusto no pica. En el recorrido llama la atención la gran cantidad de pequeñas bodegas que hay en la zona. La mayoría anuncian la degustación y venta de sus caldos. Nuevamente observo mucho respeto en los conductores que me adelantan.

Capestang
De vuelta a Capestang, hago caso al GPS, pero luego me arrepiento y me salgo de la autopista al considerar que el GPS ha sido diseñado por un alma malvada, al servicio de las autopistas de peaje, y deambulo por pueblos, carreteritas locales, viñedos y bodegas, pero llego a Capestang sin problemas. Lo primero que llama la atención es su iglesia más alta que ancha: 45 metros de altura, menos de 30 de largo e inacabada... y así va a seguir, me temo.

La distancia de la etapa recorrida hoy entre Carcassonne y Capestang ha sido de unos 90 kilómetros.

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