miércoles, 13 de agosto de 2014

Port-Sainte-Marie - Valence d'Agen

En esta etapa la estrategia cambia un poco. Tras el desayuno, volvemos al punto de partida, la estación de tren de Port-Sainte-Marie, desde donde yo me marcho con el coche hasta Agen, mientras que el resto de la familia vuelve al canal. Una vez aparcado el coche en Agen, me vuelvo a su encuentro. Dada la calidad de la vía, se puede ir bastante deprisa y en un buen rato el pelotón está al completo, dispuesto para el inicio de la etapa hasta Valence d'Agen.

En esta primera parte de etapa se pierde la homogeneidad del día anterior. De hecho, tenemos que tomar tramos de carretera local e incluso el canal , sin alejarnos de él, deja de verse. Aún así, sigue siendo un recorrido agradable. No hay mucho que contar de esta primera mitad dela etapa: varias esclusas anuncian la llegada a Agen.

Puente Canal sobre el río Garona
Lo primero que encontramos es el magnífico puente canal que permite salvar nada menos que el mismo río Garona. En efecto, el Canal Lateral del Garona pasa de un lado al otro del río. Y dada la anchura del mismo, la obra de ingeniería es espectacular. A diferencia de los canales que vimos el año pasado en Bath, este es mucho más ancho, e impresiona ver venir los barcos a muchos metros por encima del río.

Una vez en Agen, toca comer y conocer un poco la ciudad. Después de Burdeos, es la primera localidad de cierto tamaño que nos encontramos. Al parecer es un nudo ferroviario importante. La impresión que da es la de una ciudad suficientemente grande para tener de todo y suficientemente pequeña para resultar muy agradable.

Interior de la catedral de Agen
Tras la comida hacemos una breve visita al centro de la ciudad. La catedral es bonita por fuera y por dentro. Seguramente está muy restaurada, pero con gusto. En particular llama la atención que esté totalmente pintada en su interior. Luego nos vamos a recorrer las calles del centro, algunas peatonales, pero en general muy tranquilas. Para terminar nos dirigimos a la estación de tren, donde afortunadamente llegamos cuando la fina lluvia se convierte en un fuerte, pero breve, aguacero de verano.

Chimeneas de la central nuclear
A partir de Agen la vía vuelve a convertirse en una cómoda autopista para bicicletas. Se echan en falta, eso sí, fuentes. Afortunadamente no hace calor. El Canal y la vía ciclista van paralelos a las carreteras locales y la vía del tren. La señalización es fantástica, pero si la eliminaran sería imposible perderse. Cerca de nuestro destino de hoy, dejamos a la derecha dos torres que yo diría que son de una central térmica, pero según parece son de una central nuclear. Vamos coincidiendo de vez en cuando con otros grupos de ciclistas que siguen la misma ruta, pero la barrera del idioma consigue que sólo intercambiemos saludos.

Llegados a Valence d'Agen, dejo a la familia explorando el pueblo y me vuelvo por donde hemos venido a toda prisa, pero o yo estoy muy fuerte o mi Peugeot está muy mayor, porque en un suelo muy regular se parten tres radios. La rueda queda deformada y se frena con las zapatas, así que las suelto y con la rueda hecha un ocho y sin freno, me toca hacer los veintitantos kilómetros que quedan hasta Agen. Afortunadamente la cosa no va a más.

De vuelta a Valence d'Agen (en realidad nuestro alojamiento está en Pommevic, donde me espera la familia, ya instalada) toca revisa daños y buscar la solución. Allí nos indican donde podrían prepararnos la rueda, ya al día siguiente, claro.

Cenamos en el restaurante del alojamiento un menú delicioso, que convence a todos. Yo, por fin, me entero de que es el confit de Canadá. El propietario nació en Cataluña, pero aunque tiene olvidado el español, logramos entendernos bien. Y el vino consigue el resto.

Al final, la etapa desde Port-Sainte-Marie hasta Valence d'Agen ha sido de 63 kilómetros.

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